miércoles, 3 de febrero de 2010

PREFACIO - RECOLECCIONES DE UN MÍSTICO - en you tube -




RECOLECCIONES DE UN MÍSTICO

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https://www.youtube.com/watch?v=WqvXh-jomKM

MAX HEINDEL

UNA SERIE DE ENSAYOS SOBRE MISTICISMO PRÁCTICO

THE ROSICRUCIAN FELLOWSHIP
2222 Mission Oceanside 
Oceanside, CA. 92049- USA


Spanish@rosicrucianfellowship.org

PREFACIO

Las materias de este libro recopilan los últimos escritos de Max Heindel, el místico. Contienen algunos de sus más profundos pensamientos y son el  resultado de años de busca y de oculta investigación. Él, también, podría decir como Parsifal: "a través del error y del sufrimiento vine, en medio de muchos  fracasos y entre incontables pesares". Finalmente obtuvo el agua de vida con  la cual pudo apagar la sed espiritual de muchas almas. Desarrolló hasta sus  profundidades la piedad y el amor y pudo sentir las palpitaciones de la  humanidad doliente. 
Las almas fuertes están usualmente dotadas de gran energía e impulso y como  consecuencia de estas extraordinarias fuerzas se colocan en las primeras filas,  no sin sufrir mucho a menudo. De ahí que estén llenos de compasión para los  otros. El escritor de estas lecciones sacrificó su cuerpo físico en el altar del servicio. 
Al escribir los libros y lecciones mensuales de la Fraternidad, en sus lecturas y  trabajos de enseñanza y en su arduo trabajo de precursor para establecer el Cuartel General en el corto espacio de Diez años, Max Heindel rindió mucho  más que otros que gozan de una perfecta salud podrían haber conseguido en el  curso de toda una vida. Su primer libro, su obra maestra, el "Concepto  Rosacruz del Cosmos" fue escrita bajo la pauta directa de los Hermanos  Mayores de la Rosacruz. Lleva consigo un vital mensaje para el mundo. No  solamente satisface al intelecto, sino que también al corazón. Su "Masonería y Catolicismo" ha encontrado su puesto en muchas librerías masónicas. El  ocultista ha recibido mucho del libro titulado "El Velo del Destino", el cual es  una mina de conocimientos místicos y de verdades ocultas alentadoras. Es  también una guía para el investigador, estableciendo señales de precaución  para los osados que quieren conquistar el cielo por la violencia. En la ciencia  astrológica ha contribuido más en unos cuantos años, de lo previamente  descubierto en siglos. Sus dos valiosos trabajos, "Astrología Científica  Simplificada" y "El Mensaje de las Estrellas" tratan ampliamente de los  aspectos espirituales y médico de la astrología. El último ofrece métodos de  diagnóstico y curación que constituyen una valiosa adición a los trabajos de  otros autores, antiguos y modernos. Estos libros pueden ser encontrados en la biblioteca de muchos doctores de la escuela antigua. 
En "Recolecciones de un Místico" se encuentran veinticuatro lecciones que  fueron anteriormente remitidas a los estudiantes. Es deseo de la autora de este  prólogo que estas lecciones puedan llevar un mensaje de amor y afecto al  lector hambriento de espiritualidad y reconfortar al desconsolado. 

AUGUSTA FOSS DE HEINDEL. 

del libro "Recolecciones de un Místico", de Max Heindel

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INICIACIÓN: QUÉ ES Y QUÉ NO ES (Primera parte) - en you tube -


CAPÍTULO I

INICIACIÓN: QUÉ ES Y QUÉ NO ES

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Primera Parte


No es un suceso raro ser preguntado respecto a la Iniciación y hemos sido frecuentemente también requeridos a asegurar si esta orden o aquella sociedad es genuina y si las iniciaciones que ofrecen a todos sus aspirantes que pagan su por qué, son "bona fide". He aquí porque se siente la necesidad de escribir un tratado sobre la materia a fin de que los estudiantes de La Fraternidad Rosacruz puedan tener una afirmación oficial para guía y referencia en lo futuro.
En primer lugar debe quedar claramente entendido que nosotros consideramos reprensible o censurable formular críticas de una u otra sociedad u orden, sean las que sean sus prácticas. Puede ser perfectamente sincera y honesta de acuerdo con sus ideas. No creemos que podamos crecer en la opinión de las personas sensatas por el hecho de hablar de otros en términos disparatados, ni tampoco trabajamos bajo la ilusión de que nosotros conocemos toda la verdad y las otras sociedades están sumidas en las tinieblas
de Egipto. Nos reiteramos en lo dicho a menudo anteriormente de que todas las religiones han sido dadas a la raza humana por los "Ángeles Guardianes" quienes conocen las conveniencias espirituales de cada clase, nación y raza y tienen la inteligencia de dar a cada uno una forma de adoración perfectamente aplicada a su necesidad particular; así es que el Hinduismo es apropiado para el Indio, el Islamismo para el árabe y la Religión Cristiana, para los nacidos en el hemisferio occidental.
Las Escuelas de Misterios de cada religión proporcionan a los miembros más avanzados de la raza o nación que la practica, una más alta enseñanza que, si es vivida, les lleva a una más alta esfera de espiritualidad que sus hermanos en religión. Pero al igual que la religión de las razas atrasadas es de un orden inferior a la religión de las avanzadas, las naciones cristianas, así también la enseñanza de los Misterios del Este es más elemental que la del Oeste, y el iniciado indio o chino está en un correspondiente peldaño inferior en la escalera del Progreso, que el de los místicos occidentales. Hay que ponderar mucho y bien esta afirmación a fin de no caer en el error de la gente extraviada que trata de persuadir a los demás de que la religión cristiana es cruda y grosera comparada con los cultos orientales.
Siempre hacia el Oeste, en el despertar del brillo del sol, la luz del mundo, ha sido la estrella del imperio y ¿no es razonable suponer que la luz espiritual ha seguido los pasos de la civilización, y que incluso la haya precedido, como el pensamiento precede a la acción....? Nosotros sostenemos que éste es el caso, que la Religión Cristiana es la más suave que haya sido dada al hombre y repudiar la Religión Cristiana ya sea esotérica o exotérica, por cualquier sistema antiguo, es análogo a preferir los libros de texto antiguos, en ciencia, a los más modernos que abrazan todos los descubrimientos hasta el día.
Tampoco deben ser las prácticas de los aspirantes del Este a la más alta vida, imitadas por los occidentales; nos referimos particularmente a los ejercicios de respiración. Ellos son tan beneficiosos como necesarios para el desarrollo del indio, pero no ocurre así con el aspirante del Oeste. Para éste es peligroso practicar ejercicios de respiración para el desenvolvimiento del alma y aún serían hasta subversivos para tal desarrollo y son, además, absolutamente innecesarios. La razón es ésta: Durante la involución, el espíritu triple se ha incrustado gradualmente en el triple cuerpo. En la época Atlántica el hombre estaba en el nadir de la materialidad. Ahora estamos nada más que en el punto más bajo del arco de la involución, e iniciamos la salida al arco de la evolución. En este punto, la raza
humana queda emparedada en esta prisión terrena hasta el punto de que las vibraciones espirituales quedan casi muertas. Esto es, naturalmente, muy cierto para las razas atrasadas y las clases bajas del mundo occidental. Los átomos en los cuerpos de tales razas atrasadas vibran con intensidad excesivamente baja y cuando, en el transcurso del tiempo, uno de estos pueblos se desarrolla hasta el punto donde es posible adelantarlo por el camino del progreso, es necesario elevar la nota vibratoria de ese átomo, a fin de que el cuerpo vital, que no es más que el agente para el desarrollo oculto, pueda hasta cierta extensión, ser libertado de la fuerza aniquiladora del átomo físico.
Este resultado se obtiene por medio de los ejercicios de respiración, los cuales, oportunamente, aceleran las vibraciones de los átomos y permiten llevar a cabo el desarrollo espiritual necesario a cada individuo.
Estos ejercicios pueden ser usados igualmente por un buen número de seres del mundo occidental, especialmente aquellos que no están dirigidos deliberadamente hacia un sendero espiritual. Pero aún entre aquellos que anhelan el desarrollo de su alma, hay muchos que no han llegado al punto en que los átomos de sus cuerpos han evolucionado hasta tal fuerza de vibración que la aceleración fuera de medida les perjudicaría. En estos casos los ejercicios respiratorios no causarían daño; pero ordenados a personas que están realmente en el punto en que pueden penetrar en el camino del progreso, ordinariamente fuera del alcance de los indios, es decir, para sus precoces hermanos de acá del Oeste, en otras palabras, cuando está casi terminada su preparación para la iniciación, en cuyo momento debe hacer uso de los ejercicios espirituales, entonces el caso es bien distinto. Durante las épocas incontables que hemos empleado en nuestra evolución desde los tiempos en que estábamos en cuerpos de indios, nuestros átomos han acelerado su grado
de vibración enormemente y como queda dicho en el caso de uno que está realmente cercano a su Iniciación, el grado vibratorio es más alto que el del término medio de hombres y mujeres. En consecuencia, no necesita ejercicios de respiración para acelerar este grado, sino ciertos ejercicios espirituales que le sean individualmente apropiados para adelantarle en el buen camino.
Si un individuo en este crítico período se encuentra con alguien que ignorantemente o, sin escrúpulos, le recomienda ejercicios de respiración y sigue sus consejos deliberadamente con la esperanza de "obtener rápidos resultados", los obtendrá, sí, rápidamente, pero de una manera que no esperaba, puesto que el tipo vibratorio de los átomos en su cuerpo llegarán a ser acelerados hasta un grado que le parecerá que camina por los aires; entonces, también tendrá lugar en su cuerpo vital alguna división impropia, lo que le acarreará o bien la consunción, o bien alguna enfermedad. Por lo tanto, grabado profundamente en vuestra conciencia, con caracteres de fuego, lo siguiente: "La Iniciación es un proceso espiritual y los procesos espirituales no se pueden realizar por medios físicos, sino únicamente por medio de ejercicios espirituales".
Hay muchas órdenes en el Occidente que proclaman iniciar a cualquiera que pague por ello. Algunas de estas órdenes tienen nombres muy parecidos al de la nuestra y se nos pregunta constantemente por nuestros estudiantes afiliados a nosotros. A fin de dejar esto bien sentado de una vez y para siempre, debemos decir que La Fraternidad Rosacruz ha enseñado constantemente que ningún beneficio espiritual puede ser ajustado por dinero. Si se recuerda esto se comprenderá que no podemos tener concomitancia alguna con cualquier orden que pida dinero para la transmisión de poderes espirituales. El que posea algo de naturaleza espiritual y lo pueda dar a los otros, no lo mercantilizará. A este efecto recibí un mandato especial de los Hermanos Mayores en el Templo Rosacruz al encargarme que fuera al mundo de habla inglesa como su mensajero, indicación ésta que yo no pretendo que se me crea salvo en el caso de que se vea justificada por sus frutos. Una vez dicho esto volvamos a la Iniciación: ¿Qué es? ¿Es una ceremonia como la anuncian estas otras órdenes? Si es así, cualquier orden puede ciertamente inventar ceremonias de clase más o menos fastuosa. Pueden apelar a la emoción por medio de vestidos vaporosos o por el fragor de espadas; pueden apelar al sentido de la admiración o del miedo arrastrando cadenas ohaciendo sonar gongos de profundas voces, produciendo así en sus miembros una "sensación oculta". Muchos se divierten con las aventuras y experiencias del héroe del "Hermano de tercer grado", creyendo que esto es la Iniciación, pero yo aseguro que dista mucho de ser así. Ninguna ceremonia puede ofrecer a ningún individuo aquella experiencia interna, que constituye la Iniciación, a pesar de lo que por ella se haga pagar o la solemnidad de los juramentos, importando poco también cuan hermosa o terrible sea la ceremonia, ni lo sugestivo de las vestiduras, de la misma manera que pasar por una ceremonia no puede convertir a un pecador y hacer de él un santo, pues la conversión es para los religiosos exotéricos exactamente lo que la Iniciación es para el misticismo elevado. Considérese este punto profundamente y se tendrá la clave del problema.
¿Puede creerse que alguien podría ir a un sujeto de carácter depravado y comprometerse a convertirle por una suma cualquiera y cumplir su compromiso? Seguramente es de suponer que ninguna cantidad de dinero podría lograr aquel cambio en el carácter de un hombre. Pregúntese a un converso donde encontró su religión y cómo la obtuvo. Uno diría que la recibió en plena calle y deambulando; otro que la luz y el cambio le vinieron en la soledad de su cuarto; otro que la "luz penetró" en él como le penetró a Pablo en el camino de Damasco, forzándole a cambiar. Cada uno tiene una experiencia diferente, pero es siempre y en cada caso una experiencia interna y la sola manifestación exterior de aquella sensación interna es la de que cambia toda la vida del hombre desde el más insignificante al más importante de los aspectos.
Lo mismo ocurre con la Iniciación: es una experiencia interna, del todo ajena y aparte de cualquier ceremonia, sea la que fuere y como consecuencia es totalmente imposible que alguien pueda venderla a cualquier otro. "La iniciación cambia toda la vida de un hombre". Le da una confianza que nunca había poseído. Le cubre con un manto de autoridad que nunca le podrá ser arrebatado. Sean las que fueren las circunstancias de la vida, derrama una luz sobre todo su ser, que es simplemente encantadora. Pero ninguna ceremonia puede efectuar este cambio. Por lo tanto tenemos como bueno que aquel que ofrece la iniciación en cualquier orden ocultista por medio de ceremonias y a todo aquel que pueda pagarla, se califica a sí mismo de impostor, pues al verdadero maestro, si se le aproximara un aspirante con ofertas de dinero para el alcance espiritual, le contestaría indignado con las palabras que Pedro dijo a Simón el Mago, al ofrecerle dinero para obtener poderes espirituales: "Tu dinero perecerá contigo".

del libro "Recolecciones de un Místico", de Max Heindel

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INICIACIÓN: QUÉ ES Y QUÉ NO ES (Segunda parte) - en you tube -


CAPÍTULO II
INICIACIÓN: QUÉ ES Y QUÉ NO ES

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Segunda parte

Para la mejor comprensión de lo que constituye la Iniciación y cuáles son sus requisitos preliminares, fije el lector primeramente y con toda firmeza en su mente el hecho de que la humanidad, en su totalidad, progresa lentamente por el camino de la evolución, logrando lenta y casi imperceptiblemente, más altos estados de conciencia. El camino de la evolución es una espiral, mirado solamente bajo su aspecto físico, pero es de forma enroscada doble si se observan sus fases físicas y espirituales. (Véase el diagrama del caduceo químico en el "Concepto Rosacruz del Cosmos").
En el caduceo, o figura 8, hay dos círculos que convergen en un punto central, los cuales pueden ser tomados para simbolizar al espíritu inmortal, el ego evolucionante; uno de los círculos significa su vida en el mundo físico desde el nacimiento hasta la muerte. Durante este lapso de tiempo cada uno de sus actos es una semilla sembrada de la cual cosechará, en cambio, cierta cantidad de experiencia. Pero de la misma manera que se pueden sembrar semillas en pleno campo sin cosecha alguna de las que hayan sido arrojadas en terrenos pedregosos o entre espinas, etcétera, así también la semilla de la oportunidad puede ser perdida por negligencia en el cultivo del terreno y la vida entonces sería estéril y sin fruto. Recíprocamente, así como la diligencia y el cuidado en el cultivo aumentan enormemente el poder productivo de las semillas, una aplicación cuidadosa en el negocio de la vida (mejora de oportunidades para aprender las lecciones de la vida y extraer de nuestro alrededor la experiencia que contiene) nos aporta más oportunidades; y al término de una vida el ego se encuentra a las puertas de la muerte cargado con los más ricos frutos de la vida.
Una vez que el trabajo, objetivo de la existencia física, se ha cumplido y la carrera de la vida se ha terminado, el ego emprende el trabajo subjetivo de asimilación, realizado durante su permanencia en los mundos invisibles, que atraviesa durante el período de la muerte al nacimiento, simbolizado por el otro arco del caduceo o enroscado. Como el método de llevar a cabo esta asimilación ha sido más minuciosamente descrito en nuestra literatura, no es necesario repetirlo aquí. Baste con decir que al tiempo de llegar un ego al punto central del caduceo, que divide los trabajos físicos de los psíquicos y que llamamos la puerta del nacimiento o de la muerte, según que el ego entre o abandone el reino en que nosotros mismos estemos en aquellos momentos, posee una agregación de facultades o talentos adquiridos en sus vidas precedentes y los cuales puede entonces poner a usura o enterrar durante su existencia venidera, según crea conveniente; pero del uso que haga de lo que tiene depende la importancia del desarrollo de su alma.
Si durante muchas vidas satisface principalmente la baja naturaleza, que vive para comer, beber y divertirse, o si las deja que se esfumen en sueños y especulaciones metafísicas acerca de la naturaleza de Dios, absteniéndose negligentemente de toda acción necesaria, se verá gradualmente dejado atrás por los más activos y progresivos. Grandes agrupaciones de estos perezosos forman lo que nosotros llamamos "razas atrasadas", mientras que los activos, despejados y despiertos que se preocupan de adquirir un mayor porcentaje de oportunidades, son los precursores. Contrariamente a la idea generalmente aceptada, esto se aplica igualmente a aquellos que están empeñados en trabajos industriales. Su manera de procurarse el dinero, es solamente un incidente, un incentivo y enteramente aparte de esta fase, su trabajo es tan espiritual o quizá más que el de aquellos que se pasan el tiempo en plegarias en perjuicio de un trabajo útil.
De lo que dejamos dicho se infiere que el método de desarrollo del alma, tal como se cumple por el proceso de la evolución, requiere "acción" en la vida física seguida en el estado "post-mortem" por un "proceso de reflexión", durante el cual las lecciones de la vida son extraídas y completamente incorporadas a la conciencia del ego, aunque las sensaciones o experiencias en sí mismas sean olvidadas, de la misma manera que nuestro trabajo al aprender las tablas de multiplicar ha sido olvidado aunque la facultad de utilizarlas permanece en nosotros.
Este proceso excesivamente lento y tedioso se acomoda perfectamente a las necesidades de las masas; pero hay algunos que habitualmente agotan las experiencias comúnmente dadas y así requieren un campo más extenso para sus energías. La diferencia de temperamento es la causa de su división en dos clases.
Una de ellas, conducida por su devoción por Cristo, sigue simplemente los dictados del corazón en su tarea de amor por sus compañeros; bellos caracteres, faros de amor en el mundo sufriente, siempre prontos a olvidar su propia conveniencia para ayudar a los demás. Estos fueron los santos; trabajaban sin dejar de rogar; nunca titubearon ni a diestra ni a siniestra.
Tampoco están muertos hoy. La tierra sería un erial agreste a pesar de toda su civilización si ellos no vagaran por el mundo y la existencia de los desventurados que sufren no sería alumbrada por la luz de la esperanza que irradia de sus semblantes. Si ellos hubiesen poseído solamente el entendimiento de la otra clase, hubieran dejado muy atrás a los demás en su carrera hacia la divinidad.
La mente es la cualidad predominante en la otra clase. Con el fin de ayudarla en sus esfuerzos hacia el alcance, las Escuelas de Misterios fueron establecidas prematuramente, en las que el drama del mundo fue representado, para dar a las almas aspirantes, mientras se hallaban en trance, contestación a las preguntas acerca del origen y el destino de la humanidad. Al despertar, eran instruídas en la ciencia sagrada de remontarse más alto por medio del método de la naturaleza - que es Dios manifestado- sembrando la semilla de la acción, meditando acerca de la experiencia, incorporándose, finalmente, la moral esencial para desarrollar mesuradamente el alma desde entonces; produce también este rasgo especial e importante, que mientras que en el curso ordinario de las cosas una vida entera dedicada a la siembra y toda una existencia "post-mortem" a la reflexión y a incorporarse la sustancia anímica, este ciclo de mil años, más o menos, puede ser reducido a un día, como lo proclama la máxima mística: "Un día es igual a mil años y mil años son iguales a un día". Para ser explícito, sea el que sea el trabajo llevado a cabo durante un simple día, si sobre él se reflexiona por la noche antes de cruzar el punto neutro entre el estado de vigilia y el sueño, puede ser incorporado de esta manera a la conciencia del espíritu como poder anímico útil. Cuando este ejercicio se ejecuta devotamente, los pecados del día, al ser así revisados, quedan inmediatamente tachados y el hombre comienza cada día una nueva vida, con la adición del poder anímico obtenido en todos los anteriores días de su período probacionista.
¡Pero... ! Sí, existe un gran pero; "la naturaleza no puede ser burlada"; Dios no puede ser engañado. "Sea lo que sea lo que un hombre siembre, así será lo que él coseche". Que nadie crea que una revisión superficial de los acontecimientos del día, quizá con la ligera declaración de "quisiera no haberlo hecho" al revivir una escena en que se condujo palpablemente mal, le preservará del mal que pueda acontecerle. Al abandonar el cuerpo al morir e ir al purgatorio, la visión de nuestro pasado se desarrolla en orden inverso para mostrarnos antes los efectos y después las causas que los produjeron y así sentimos de manera intensa el dolor que ocasionamos a los demás; y a menos que nosotros ejecutemos nuestros ejercicios de manera similar y, en consecuencia, suframos cada noche el infierno que hayamos merecido durante el día, sintiendo agudamente todos los pesares que hayamos infligido, no nos servirá de nada. Hemos de esforzarnos también en sentir con la misma intensidad, la gratitud por las atenciones recibidas de los otros y aprobación del bien que hayamos proporcionado.
Solamente así vivimos realmente la existencia "post-mortem" y avanzamos científicamente hacia la meta de la Iniciación. El más grande peligro del aspirante en este punto es el caer víctima del lazo que tiende el egotismo, y su única salvaguardia es cultivar las facultades de la fe, de la devoción y una simpatía universal. Es difícil, pero puede ser logrado y cuando así se hace, el hombre o mujer se transforman en un maravilloso poder para el bien en el mundo.
Ahora, si el discípulo ha pesado bien el argumento precedente, habrá asido la analogía existente entre el largo ciclo de la evolución y los cortos ciclos, o escalones utilizados en el sendero de la preparación. Quedará del todo claro que nadie puede llevar a cabo este trabajo de "post-mortem" y transmitir a otro el desarrollo del alma resultante, de la misma manera que nadie puede comer el alimento físico de otro y transmitirle su subsistencia y su desarrollo.
Nosotros pensamos que es absurdo que un sacerdocio ofrezca acortar la permanencia de nuestra alma en el purgatorio. ¿Cómo, pues, podremos creer que cualquier otro -no importa desde el punto que se considere- pueda hacernos prescindir de la necesidad de un número de existencias purgatoriales en provecho nuestro, transmitiéndonos el poder anímico útil que habríamos adquirido al seguir el curso ordinario de la vida hasta el día en que estuviésemos preparados para la Iniciación? Esto es, pues, lo que significa la oferta de iniciar a una persona antes de estar en el umbral. Débese tener el poder del alma requerido para la Iniciación, o nadie podrá iniciarnos. Si lo poseemos estamos en el umbral por nuestros propios esfuerzos y a nadie se lo debemos y podemos pedir la Iniciación como un derecho que nadie puede disputarnos ni retenernos. Si no lo tuviésemos y lo pudiésemos comprar, ciento veinticinco millones de pesetas serían insignificantes para pagarlo y el hombre que nos ofreciese vendérnoslo por veinticinco dólares, sería tan ridículo como su víctima. Recuérdese que si alguien ofrece iniciarnos en alguna orden ocultista, no importa que se llame Rosacruz o de cualquier otra manera, al pedir honorarios para la Iniciación se acredita de impostor y sus explicaciones para justificarlos, ya sea para aplicarlos a limosnas, etcétera, serán pruebas evidentes de la naturaleza fraudulenta de aquella orden, pues se ha dicho: "La Iniciación no es una ceremonia exterior sino una experiencia interna". Yo puedo añadir además que los Hermanos Mayores de la Rosacruz, en el Templo Místico donde yo recibí la Luz, me impusieron la condición de que su ciencia sagrada nunca debía ser puesta en la balanza contra una moneda. Libremente la recibí, libremente fui requerido para darla. Esta cláusula la he cumplido, en espíritu y en la letra, como no ignoran los que han tenido tratos con La Fraternidad Rosacruz.

del libro "Recolecciones de un Místico", de Max Heindel

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EL SACRAMENTO DE LA COMUNIÓN (primera parte) - en you tube -


CAPÍTULO III

EL SACRAMENTO DE LA COMUNIÓN
Primera parte

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Para alcanzar una completa comprensión del profundo y aventajado alcance y significado de la forma en que el Sacramento de la Comunión fue instituido, es necesario considerar la evolución de nuestro planeta y del hombre compuesto, así como la química de los alimentos y su influencia sobre la humanidad.
En gracia de la claridad recapitularemos brevemente las enseñanzas Rosacruces relativas a los puntos a discurrir. Se pueden encontrar, tratadas extensamente, en el "Concepto Rosacruz del Cosmos" y en otros trabajos nuestros.
Los espíritus virginales, que componen ahora la raza humana, comenzaron su peregrinación a través de la materia en los albores del tiempo y por el roce de la existencia concreta, sus fuerzas latentes pueden ser transformadas en energía motriz, como poder anímico utilizable. Tras velos sucesivos de materia más densa cada día, fueron adquiridos por los espíritus en su involución durante los períodos de Saturno, Solar y Lunar. Así fue separado cada espíritu de los demás y la conciencia que no podía penetrar en la materia a través de su muralla y comunicarse con los otros, se vio obligada a entrar de nuevo en sí misma y al hacerlo así "se descubrió a sí mismo". Así adquirió la propia conciencia.
Una posterior cristalización de los mencionados velos tuvo lugar en el período de la Tierra durante las épocas Polar, Hiperbórea y Lemúrica. En la época Atlántica la mente fue añadida como un punto focal entre el espíritu y el cuerpo completando la constitución del hombre mixto o compuesto; quien, entonces, fue equipado para conquistar el mundo y producir poder anímico por medio del esfuerzo y de la experiencia, teniendo cada uno libre albedrío y libertad, excepto en lo que le limitan las leyes de la naturaleza y sus propios actos anteriores.
Durante esta evolución del hombre en formación, grandes Jerarquías creadoras guiaron cada uno de sus pasos. Nada fue dejado al azar. Incluso el alimento que comía fue escogido para él a fin de poder obtener el material necesario y apropiado con el cual edificar los diferentes vehículos de conciencia, imprescindibles para cumplir el proceso del desarrollo del alma. La Biblia menciona los diferentes pasos, aunque coloca mal a Nimrod, al simbolizar con él a los Reyes Atlantes que vivieron antes del Diluvio.
En la época Polar, el hombre estaba constituido de materia mineral únicamente; así Adán fue hecho de tierra, esto es, en lo referente a su cuerpo.
En la época Hiperbórea el cuerpo vital fue añadido y así su constitución llegó a ser como la de las plantas y Caín, el hombre de aquel tiempo, vivió de los frutos de la tierra.
La época Lemúrica vio la evolución de un cuerpo de deseos el cual hizo al hombre como los animales actuales. Entonces la leche, el producto de animales vivientes, fue añadida a la dieta humana. Abel fue pastor, pero en ningún sitio consta que matara animal alguno.
Por aquellos tiempos la raza humana vivía inocentemente y en paz, en medio de la atmósfera nebulosa que envolvía la tierra durante la última parte de la época Lemúrica, como se describe en el capítulo sobre el "Bautismo". Los hombres eran criaturas bajo el cuidado de un padre común, hasta que el entendimiento les fue dado en los comienzos de la época Atlántica. La actividad del pensamiento desgasta el tejido, que ha de ser reemplazado; cuanto más bajo y más material el pensamiento, más grande la ruina y más urgente la necesidad de albúmina con la cual hacer rápidas reparaciones. De aquí que la necesidad, la madre de la invención, inaugurase la repugnante práctica de comer carne y a medida que continuemos pensando en negocios puramente o en líneas materiales, deberemos seguir usando nuestros estómagos como receptáculos de los restos de las víctimas animales asesinadas. Todavía veremos más adelante cómo el alimento carnal nos ha permitido el asombroso progreso material realizado en el mundo occidental, mientras que los indios y chinos, vegetarianos, han quedado en un estado casi salvaje. ¡Qué triste es darse cuenta de que ellos se verán forzados a seguirnos los pasos y derramar la sangre de criaturas que son compañeras nuestras cuando nosotros hayamos desterrado la bárbara práctica señalada, igual como cesó el canibalismo!
Cuanto más espiritualmente nos desarrollemos, más se armonizarán nuestros pensamientos con el ritmo de nuestro cuerpo y menos albúmina será necesaria para reparar los tejidos. En consecuencia, una dieta vegetal será suficiente para nuestras necesidades, Pitágoras prescribió la abstinencia de legumbres para los escolares avanzados, a causa de ser muy ricas en albúmina y aptas para despertar los bajos apetitos. Que ningún estudiante que lea esto acuerde imprudentemente, sin embargo, eliminar las legumbres de su dieta. Muchos de nosotros no estamos preparados todavía para tales extremos; tampoco podemos aconsejar a todos los estudiantes abstenerse enteramente de comer carne. El cambio deberá venir por sí mismo y desde dentro.
Lo que puede ser dicho con toda certeza; no obstante, es que mucha gente come demasiada carne para que les haga bien. Pero esto es, en cierto sentido, una disgresión y, por lo tanto, volvamos a la evolución de la humanidad en todo lo que se relaciona con el Sacramento de la Comunión.
A su debido tiempo la densa niebla que envolvía la tierra se enfrió, se condensó y llenó de agua los diferentes mares. La atmósfera se esclareció y al mismo tiempo, una adaptación fisiológica tuvo lugar en el hombre. Las branquias o agallas que le habían permitido respirar en aquel aire cargado de agua densa (y las cuales pueden verse en los fetos humanos de hoy) se atrofiaron gradualmente y su función fue llenada por los pulmones, al pasar el aire puro hasta y desde ellos a través de la laringe. Esto permitió al espíritu, hasta entonces envuelto por el velo de la carne, expresarse con palabras y actuar.
Fue entonces, a mediados de la época atlante, cuando el Sol brilló por primera vez sobre el hombre tal como lo vemos hoy; entonces fue cuando vio el mundo por vez primera. Hasta aquellos días había vivido bajo el absoluto control de las grandes jerarquías espirituales, mudo, sin voz ni voto en los asuntos tocantes a su educación; como un niño está ahora bajo el cuidado de sus padres.
Pero en el día en que finalmente brotó de la densa atmósfera de los atlantes; cuando contempló por primera vez las montañas siluetadas claramente, definidos contornos sobre la azulada bóveda del cielo; al ver de pronto las bellezas de los páramos y de las praderas, las criaturas vivientes, los pájaros en el aire y los hombres, sus semejantes; cuando su vista se vio ilimitada por la parcial desaparición de la niebla que había estorbado su percepción hasta entonces y, por encima de todo, cuando se percibió a sí mismo separado y aparte de todos los demás, brotó de sus labios el glorioso y triunfal grito: "Yo soy".
Hasta aquel entonces había venido adquiriendo las facultades que le permitían entrar en la escuela de la experiencia, el mundo fenomenal, como un agente libre para aprender las lecciones de la vida sin trabas, excepto las de las "leyes de la naturaleza", que es donde radica su salvaguardia y la reacción de sus propios actos anteriores, lo que después se convierte en el "destino".
El alimento conteniendo un exceso de albúmina de la carne, con la cual se había hartado hasta entonces, cargó su hígado más de lo que era capaz y entorpeció su sistema, haciéndole áspero, adusto y brutal. Fue perdiendo la visión espiritual que le habían revelado los ángeles guardianes en quienes había confiado y vio solamente las formas de los animales y de los hombres.
Los espíritus con quienes había vivido en amor y fraternidad durante los primeros tiempos atlantes se oscurecieron por el velo de la carne. Todo era muy extraño y él les empezó a temer.
En consecuencia, llegó a ser necesario darle un nuevo alimento que pudiese ayudar a su espíritu a sobreponerse de las moléculas de carne altamente individualizadas (como ha sido explicado en el Concepto Rosacruz del Cosmos, capítulo sobre la Asimilación, página 475) y armarle para la batalla con el mundo y empujarle hasta la propia personificación.
Así como nuestros cuerpos visibles compuestos de materias químicas pueden nutrirse solamente con alimentos químicos, así mismo se necesita espíritu para actuar sobre el espíritu ayudándole a eliminar las pesadas substancias proteicas y estimulando el decaído espíritu humano.
La emergencia de los atlantes del Diluvio, la liberación de la humanidad de la reglamentación absoluta de los guardianes sobrehumanos visibles, su colocación bajo la ley de consecuencia y las leyes de la naturaleza, así como la dádiva del vino están descritos en las narraciones de Noé y de Moisés, que no son más que diferentes versiones de los mismos acontecimientos.
Tanto Noé como Moisés condujeron a sus prosélitos a través del agua. Moisés apela al cielo y a la tierra para atestiguar que ha colocado delante de ellos la bendición y la maldición y les exhorta a escoger el bien o sufrir las consecuencias de sus actos y entonces les abandonó.
El fenómeno del arco iris requiere que el sol esté cercano al horizonte, cuanto más cerca mejor; es necesaria también una atmósfera clara y una nube oscura en la parte opuesta del firmamento. Cuando en tales circunstancias un observador mira, de espaldas al sol, puede ver los rayos del sol refractados a través de las gotas de lluvia como un arco iris. En los tiempos primeros de los atlantes, cuando no existía la lluvia como ahora y la atmósfera no era más que una nebulosa húmeda y caliente a través de la cual el sol parecía una de nuestras lámparas en un día de niebla, el fenómeno del arco iris era un imposible. No pudo hacer su aparición hasta que la niebla se condensó en agua, inundó la tierra y dejó la atmósfera clara como se describe en la narración de Noé, lo que de esta manera apunta la ley de ciclos alternos que trae el día y la noche, verano e invierno, en invariable consecuencia y a la cual el hombre está sujeto en esta edad presente.
Noé cultivó el vino y obtuvo un espíritu para estimular al hombre. Así, aprovisionado con una constitución mixta y un régimen mixto también apropiado para lo sucesivo y con leyes divinas para guiarle, la raza humana fue dejada a sus propios medios e iniciativas en la batalla de la vida.

del libro "Recolecciones de un Místico", de Max Heindel

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EL SACRAMENTO DE LA COMUNIÓN "EN MEMORIA MÍA" (segunda parte) - en you tube -



CAPÍTULO IV

EL SACRAMENTO DE LA COMUNIÓN
"EN MEMORIA MÍA"
Segunda parte


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"Nuestro Señor Jesucristo, la misma noche en que fue traicionado, tomó pan y después de dar gracias, lo partió y dijo: Tomad y comed, este es Mi cuerpo que se parte para vosotros. Haced esto en memoria mía. Después y de la misma manera, tomó la copa cuando había cenado, diciendo: Esta copa es el Nuevo Testamento en Mi sangre. Haced esto tantas veces como la bebáis en memoria mía. Pues tantas veces como comáis este pan y bebáis de esta copa, mostraréis la muerte del Señor, hasta que venga. Por consiguiente, quienquiera que coma de este pan y beba de esta copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Y el que coma y beba indignamente, come y bebe su propia condenación... 
Por esta causa muchos están débiles y sin fuerzas entre vosotros y muchos duermen". I Cor. II 23-30. 
Existe en los pasajes anteriores un significado esotérico profundamente escondido que queda particularmente difuso en la traducción inglesa, pero en la alemana, latina y griega, el estudiante puede entender una alusión de lo que realmente se intenta con la última orden del Salvador a sus Discípulos. Antes de examinar esta fase del asunto permítasenos considerar las palabras "en memoria mía". Entonces estaremos en mejores condiciones, quizá, de comprender lo que se quiere significar por la "copa" y el "pan". 
Supongamos un hombre procedente de lejanos lugares que penetre en nuestro ambiente y lo visite todo. Dondequiera que vea pequeñas reuniones agrupadas alrededor de la Mesa del Señor para celebrar el más sagrado de todos los ritos cristianos, al preguntar el porque, le será contestado que hacen aquello en recuerdo de Uno que vivió una existencia más noble que hombre alguno había vivido sobre la tierra; Uno que era la Bondad y el Amor personificados; Uno que era el criado de todos los demás, sin preocuparse de ganar o perder para sí mismo. Si aquel extraño comparase la actitud en estas reuniones religiosas del domingo, durante la celebración de su rito, con sus vidas civiles comunes durante el resto de la semana ¿qué es lo que vería? 
Cada uno de nosotros sale a la calle a librar la dura lucha por la existencia. 
Bajo el imperio de la necesidad olvidamos el amor que debería ser el principal factor y guía de nuestras vidas cristianas. Nuestra mano va siempre contra nuestros semejantes. Todos luchamos por una posición, por la fortuna, por el poder, por cualquiera de estos atributos. Olvidamos el lunes lo que recordamos reverentemente el domingo y en consecuencia todo el mundo se resiente de ello y es desgraciado. Hacemos también distingos entre el pan y el vino que bebemos en la llamada "Mesa del Señor" y el alimento que repara nuestras fuerzas durante los intervalos de nuestra presencia en la Comunión. Pero no hay mandamiento alguno en las Sagradas Escrituras que ordene tal distinción, como es fácil de ver, aun en la versión inglesa, distinguiendo las palabras impresas en bastardilla por los traductores, para indicar lo que ellos creyeron que era el sentido del pasaje. Por el contrario, se nos dice que, al beber y al comer, o cualquier otra cosa que hagamos, ha de ser hecha para la mayor gloria de Dios. 
Cada uno de nuestros actos debería ser una plegaria. La superficial "acción de gracias en las comidas es en realidad una blasfemia y el pensamiento silencioso de gratitud al que nos da diariamente el pan, es mucho más preferible. Al recordar en cada comida que todo procede de la sustancia de la tierra, que no es más que el cuerpo del Espíritu de Cristo, que mora en ella, comprenderemos propiamente cómo aquel cuerpo se desmenuza diariamente 
para nosotros y apreciaremos así la bondad amorosa que le empujó a darse a nosotros y debemos recordar también que no hay un momento, de noche, o de día, que Él no sufra a causa de estar sumido o aprisionado en esta tierra. 
Cuando comemos de este modo y consideramos consecuentemente la verdadera situación, estamos declarándonos a nosotros la muerte del Señor, cuyo espíritu sufre y se queja, esperando el día de la liberación, cuando no haya necesidad de una envoltura tan densa como la que requerimos hoy. 
Pero hay todavía otro misterio más grande y más hermoso escondido en esas palabras de Cristo. Ricardo Wágner, con su rara intuición de músico maestro, dio sentido a esta idea cuando, sentado en meditación en las riberas del lago de Zurich, un Jueves Santo, cruzó por su espíritu este pensamiento: "¿Qué relación existe entre la muerte del Salvador y los millones de semillas fructificando en la tierra en este momento del año...?" Si meditamos sobre esta vida que anualmente se desprende de la primavera, la veremos como algo gigantesco y digno de veneración; una plétora de vida que transforma el globo, desde un aspecto de muerte y desolación por el frío, al de una vida esplendorosa y rejuvenecida en un cortísimo espacio de tiempo y la vida que de esta manera se difunde en los capullos de millones y millones de plantas, es la vida del Espíritu y de la Tierra. 


De ésta vienen el trigo y la uva. Estos frutos son el cuerpo y la sangre del Espíritu de la Tierra prisionero, dado para sustentar a la raza humana durante la fase actual de su evolución. Estamos disconformes y repudiamos la doctrina de la gente que cree que el mundo ha de procurarle su sistema de vida, sin tener en cuenta sus propios esfuerzos y sin responsabilidad "material" de su parte, y antes bien insistimos en creer que existe una responsabilidad "espiritual" relacionada con el pan y el vino dados en la cena del Señor: "Debe ser comido dignamente, de otra manera, se convertirá en enfermedad y en muerte incluso". Bajo la forma ordinaria de leer, esto parecerá quizá que se va a parar demasiado lejos, pero llevados de la luz esotérica para examinar otras traducciones de la Biblia y mirando las condiciones en que encontramos hoy el mundo, veremos que no se ha ido tan lejos después de todo. 
Para empezar, debemos remontarnos a los tiempos en que el hombre vivía bajo la guardia de los ángeles, construyendo inconscientemente el cuerpo que usufructúa en la actualidad. Esto ocurría en el antiguo período de la Lemuria. 
Un cerebro hacía falta para la evolución del pensamiento y una laringe para su expresión verbal. En consecuencia, la mitad de la fuerza creadora se dirigió hacia arriba y fue utilizada por el hombre para formar estos órganos. Así fue como la raza humana llegó a ser unisexual y se vio empujada a buscarse un complemento cuando fue necesario crear un nuevo cuerpo, para servir de instrumento en una más alta fase de la evolución. 
Mientras el acto del amor fue consumado bajo la prudente vigilancia de los ángeles, la existencia del hombre estuvo libre de pesares, dolores y de la muerte. Pero cuando, bajo el tutelaje de los Espíritus de Lucifer, comió del fruto del Árbol del conocimiento y perpetuó la raza sin cuidarse de las líneas de fuerza interplanetarias, transgredio la ley, y los cuerpos así formados se cristalizaron rápidamente, quedando sujetos a la muerte de una manera mucho más perceptible de lo que hasta entonces habían estado. Así se vieron forzados a crear nuevos cuerpos más frecuentemente a medida que la duración de su vida se acortaba. Los guardianes celestiales de la fuerza creadora le arrojaron del jardín del amor, hacia los desiertos del mundo, haciéndole responsable de sus acciones bajo la ley cósmica que gobierna el universo. Así trabajó por años y años, buscando la obtención de su propia salvación y cristalizando de esta manera más y más la tierra. 
Las jerarquías divinas, incluyendo el Espíritu de Cristo, trabajan sobre la tierra desde fuera al igual que los espíritus grupos guían a los animales bajo su protección; pero como Pablo dice con certeza, ninguno puede ser justificado bajo la ley, pues contra la ley todos pecaron y todos deben morir. No hay en el Antiguo Testamento esperanza alguna fuera de ésta, salvo la simbolización de uno que ha de venir para restaurar el buen camino. Así nos habla Juan diciendo que la ley fue dada a Moisés y que la gracia vino con Nuestro Señor Jesucristo. Pero, ¿qué es la gracia...? 
¿Puede la gracia ir contra la ley y abrogársela enteramente...? Ciertamente que no. Las leyes de Dios son constantes e inmutables o el universo se convertiría en un caos. La ley de la gravedad conserva nuestras casas en una posición relativa a las demás casas, de modo que al dejarlas podemos tener la seguridad de que cuando volvamos las encontraremos en el mismo sitio. Por este estilo todos los asuntos en el universo están sujetos a leyes invariables. 
Así como la ley separada del amor, dio nacimiento al pecado, así también la sucesión de la ley, temperada con amor, es la gracia. Tomemos un ejemplo de nuestras condiciones sociales concretas: Tenemos leyes que prescriben una penalidad determinada por determinada ofensa y cuando la ley se ha cumplido, decimos que se ha hecho justicia. Pero la larga experiencia comienza a enseñarnos que la justicia, pura y simple, es como los dientes del dragón de la Cólquide y engendra disputas y peleas siempre en aumento. Los criminales, así llamados, siguen siéndolo y se vuelven hasta peores y más endurecidos bajo las penalidades de la ley; mas cuando los regímenes más humanos de los tiempos presentes permiten que el que ha delinquido sea puesto en libertad, o se suspenda su sentencia, queda entonces bajo la gracia y no bajo la ley. Así también, el cristiano que procura seguir los pasos del Maestro, es emancipado de la ley del pecado por la gracia, siempre que olvide el camino del pecado. 
Este fue el pecado de nuestros progenitores en los tiempos de la Lemuria; ellos desperdiciaron su semilla sin cuidarse de la ley y sin amor. Pero es privilegio del cristiano redimirse por la pureza de su vida en memoria del Señor. San Juan dice: "Su semilla queda en sí mismo" y esto es el significado oculto del pan y del vino. En la versión inglesa leemos simplemente: "Esta es la copa del Nuevo Testamento", pero en la alemana la palabra copa se sustituye por "kelch" y en la latina, por "calix", significando ambas palabras la cubierta exterior o vaina de la semilla de la flor. En la griega tenemos una significación todavía más sutil, difícil de adaptar en otros idiomas, en la palabra "poterion", cuyo significado se nos hará evidente si consideramos la etimología de la palabra "pote". Esto nos dará al momento la misma idea que el "cáliz" o "calix", un receptáculo; y el latín "potare" (beber) muestra igualmente que la copa es un receptáculo capaz de contener líquido. Las palabras "potente" e "impotente" que significan posesión o carencia de fuerza viril, muestran más ampliamente el significado de esta palabra griega, que indica la evolución del hombre en superhombre. Hemos pasado por existencias semejantes a la del mineral, de la planta y del animal, antes de ser como somos hoy y delante de nosotros todavía quedan muchas evoluciones, hasta que nos acerquemos a la Divinidad más y más. Fácilmente se comprenderá que lo que nos restriñe y contiene en el camino de este alcance son nuestras pasiones animales; la baja naturaleza está constantemente guerreando contra la naturaleza o yo superior. 
Al menos en aquellos que han experimentado un despertar espiritual, en su interior se está desarrollando silenciosamente una guerra que se vuelve más y más amarga para ser suprimida. Goethe exteriorizó con maestría aquel sentimiento en las palabras de Fausto, el alma aspirante, hablando a su más materializado amigo, Wágner: 

"Tú estás poseído por un sólo impulso, 
e inconsciente del otro todavía permaneces. 
Dos almas, ¡ay!, habitan dentro de mi pecho 
y allí pelean por un reino individido. 
Una, a la tierra con deseo apasionado 
y con tentáculos tenazmente se adhiere todavía; 
sobre las brumas, la otra de las dos, aspira, 
con sagrado ardor, a más puras esferas." 

Fue el conocimiento de esta absoluta necesidad de castidad (salvo cuando su objeto es la procreación) respecto de aquellos que han tenido un despertar espiritual, lo que dictó las palabras de Cristo y, el apóstol San Pablo, sentó una verdad esotérica cuando dijo que: Aquellos que participasen de la Comunión sin vivir la vida, estaban en peligro de enfermedad y de muerte. Pues exactamente igual que bajo una tutela espiritual, la pureza de la vida eleva al discípulo maravillosamente, así también la incontinencia produce mucho  mayor efecto sobre los cuerpos más sensitivos que sobre los que están todavía bajo la ley y no han conseguido ser partícipes de la gracia por la copa del Nuevo Testamento. 

del libro "Recolecciones de un Místico", de Max Heindel

EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO - en you tube -


CAPÍTULO V
EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO
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Habiendo estudiado el significado de nuestras festividades cristianas, tales como la Navidad y la Pascua y habiendo hecho lo mismo con la doctrina de la inmaculada Concepción, bueno será que dediquemos nuestra atención al significado interno de los sacramentos de la Iglesia, que se administran individualmente en todas las tierras cristianas, desde la cuna a la tumba y que le acompañan en todos los momentos interesantes de su viaje terrestre.
Tan pronto como comienza la jornada de su vida, la Iglesia le admite en su rebaño por medio del rito del Bautismo que le es conferido cuando es todavía irresponsable por sí mismo; más tarde, cuando su mentalidad se ha desarrollado algún tanto, ratifica aquel contrato y es admitido a la Comunión, donde el pan es partido y el vino escanciado en memoria del Fundador de nuestra fe. Todavía más adelante en su existencia llega el sacramento del Matrimonio y finalmente, al terminar su carrera y volver el espíritu a Dios que se lo dio, el cuerpo es consignado al polvo, su origen, acompañado de las bendiciones de la Iglesia.
En nuestros tiempos Protestantes, el espíritu de protesta es excesivo en extremo y los disidentes en todas partes levantan sus voces en rebelión contra la fantástica arrogancia del clero y califican a los sacramentos como de mera mojiganga. A causa de esta actitud del espíritu, estas funciones han llegado a ser de poco o ningún efecto en la vida de la comunidad; las disensiones han aparecido aún entre los mismos eclesiásticos y secta tras secta se han divorciado de la original congregación apostólica.
A pesar de todas estas protestas las varias doctrinas y sacramentos de la Iglesia son, no obstante, las piedras angulares del arco de la evolución, pues inculcan una moral de la más elevada naturaleza; e incluso materialistas científicos, tales como Huxley, han admitido que mientras que la propia protección trae la "supervivencia de los más aptos" en el reino animal y es, en consecuencia, la base de la evolución animal, el "sacrificio de sí mismo" es el principio en que se nutre el progreso humano. Si éste es el caso entre mortales, podemos creer muy bien que será así, en mucha mayor extensión, en el Autor Divino de nuestro ser.
Entre animales la fuerza es un derecho, pero nosotros reconocemos que los débiles tienen derecho a la protección de los fuertes. La mariposa pone sus huevos en el lado inferior de una hoja verde y desaparece sin otro cuidado por su bienestar. En los mamíferos el sentimiento de la madre se desarrolla fuertemente y así vemos a la leona cuidando de sus cachorros, pronta a defenderlos con su propia vida; pero hasta que no se alcanza el reino humano no vemos que el padre comience a compartir enteramente la responsabilidad como padre. Entre los salvajes el cuidado de los jóvenes termina de hecho al alcanzar éstos la capacidad física necesaria para cuidar de sí mismos. Pero cuanto más ascendemos en la civilización, más y más reciben los jóvenes los cuidados de sus padres y más y más diligencia se pone en su educación mental para que, al alcanzar la madurez, puedan ganar la batalla de la vida con la mente más bien que con un punto físico de ventaja; pues a medida que avanzamos en nuestro camino del desarrollo, experimentamos y experimentaremos mayormente el poder de la mente sobre la materia. Por el sacrificio de los padres, más y más prolongado, la raza alcanza mayor delicadeza y lo que perdemos en rudeza material lo ganamos en percepción espiritual.
A medida que esta facultad crece fuerte y se desarrolla más, el anhelo del espíritu aprisionado en su envoltorio terreno, grita más fuertemente en demanda de comprensión del lado espiritual de su desarrollo. Wallace y Darwin, Huxley y Spencer dejaron señalado como se cumplimenta y lleva a cabo la evolución de la forma en la naturaleza; Hernesto Haeckel pretendió aclarar el enigma del universo, pero ninguno de ellos pudo explicar satisfactoriamente al Autor Divino de lo que vemos. La gran diosa, la selección natural, es olvidada y abandonada por uno y otro de sus devotos a medida que los años pasan y hasta Haeckel, el eminente materialista, mostró en sus últimos días una ansiedad del todo histérica para hacerle un sitio a Dios en su sistema y no está lejano el día en que la ciencia llegará a ser tan completamente religiosa como la religión misma. La iglesia, por otra parte, aunque todavía extremadamente conservadora, abandona poco a poco su dogmatismo autocrático y consigue ser más científica en sus explicaciones.
Así veremos con el tiempo la unión de la ciencia y la religión como existió en los antiguos templos de misterios y cuando este punto sea alcanzado, las doctrinas y sacramentos de la Iglesia mostrarán que descansan sobre leyes cósmicas inmutables, de no menor importancia que la ley de la gravedad, que mantiene las órbitas en su marcha en su respectivo sitio alrededor del Sol, y así como los puntos de los equinoccios y solsticios son puntos turnantes en el camino cíclico de un planeta, marcados por festividades tales como Navidad y Pascua, así también el nacimiento en el mundo físico, la admisión en la iglesia, el estado del matrimonio y finalmente la salida de la vida física, son puntos en el camino cíclico del espíritu humano alrededor de su origen central, Dios, los cuales quedan marcados por los sacramentos del Bautismo, Comunión, Matrimonio y Extremaunción.
Pasemos ahora a considerar el rito del bautismo. Mucho se ha dicho por los disidentes contra la práctica de llevar un niño a la iglesia y prometer en su nombre una vida religiosa. Calurosos argumentos concernientes a la rociada contra la zambullida han traído grandes divisiones en las iglesias. Si queremos obtener una verdadera idea del Bautismo, debemos retroceder a la primitiva historia de la raza humana, según está señalado en la Memoria de la Naturaleza. Todo lo que ha ocurrido está indeleblemente escrito en el éter, como una escena cinematográfica queda impresa sobre una película sensitiva y cuya fotografía puede ser reproducida sobre una pantalla en cualquier momento. Las imágenes de la Memoria de la Naturaleza pueden ser vistas y estudiadas por los seres vivientes especializados, aunque millones de años hayan transcurrido desde que las escenas allí estampadas tuvieron lugar en la vida.
Cuando consultamos este imperecedero recuerdo, encontramos que hubo un tiempo en que, lo que ahora es nuestra Tierra, salió del caos, oscura y disforme, como lo relata la Biblia. Las corrientes desarrolladas por agentes espirituales en esta nebulosa masa, generaron calor y la masa fue puesta en ignición en el tiempo en que se nos dice que Dios pronunció su: "Hágase la luz". El calor de la ígnea masa y el espacio frío que la rodeaba generaron la humedad; el fuego nebuloso quedó rodeado de agua hirviente y el vapor fue proyectado a la atmósfera y, de este modo, "Dios dividió el agua....de las aguas..." el agua densa que estaba cerca del fuego nebuloso separada del vapor (que es agua en suspensión), como lo explica la Biblia.
Cuando el agua que contiene sedimentos hierve, deposita más cantidad de
posos y, similarmente, el agua que rodeaba nuestro planeta formó por último una corteza alrededor de su centro en ignición. La Biblia, además, nos informa de que una nebulosa se levantó del suelo y es fácil concebir como la humedad se evaporó gradualmente de nuestro planeta en aquellos lejanos días.
Los viejos mitos son mirados generalmente como supersticiones en nuestros días, pero en realidad cada uno de ellos contiene una gran verdad espiritual en imágenes simbólicas. Estas historias fantásticas fueron proporcionadas a la humanidad en su infancia para enseñarle lecciones de moral que sus intelectos recién nacidos no estaban en sazón de recibir.
Se les enseñó por mitos ( de forma muy parecida a como enseñamos a nuestros niños por medio de libros con grabados y con fábulas) lecciones que estaban más allá de su comprensión espiritual.
Una de las más grandes de estas historias mitológicas es "El anillo del nibelungo" que nos habla de un maravilloso tesoro escondido bajo las aguas del Rhin. Era una masa de oro en su estado natural. Colocada sobre una alta roca iluminaba enteramente todo el paisaje submarino, en donde las ninfas correteaban inocentemente en alegres juegos. Pero uno de los nibelungos, llevado de la codicia, robó el tesoro, lo extrajo de las aguas y huyó. Le fue imposible, sin embargo, darle forma hasta que hubo adjurado al amor.
Entonces le dio la forma de un anillo que le daba poder sobre todos los tesoros de la tierra, pero al mismo tiempo inauguró la era de las disensiones y de las batallas. Por su posesión, el amigo traicionó al amigo, el hermano mató al hermano y por todas partes causó opresiones, pesares, pecados y muertes hasta que fue, por fin, restituído al líquido elemento y la tierra se consumió en llamas. Pero más tarde se levantó, como el nuevo fénix de las cenizas del viejo pájaro, un nuevo paraíso y una nueva tierra donde la rectitud fue restablecida.
Esta vieja historia popular contiene una maravillosa descripción de la evolución humana. El nombre nibelungo deriva de las palabras alemanas "nebel" (que significa niebla) y "ungen" (que significa hijos). Así es que la palabra nibelungo significa hijo de la niebla y se refiere a la edad en que la humanidad vivía en la atmósfera brumosa que rodeaba nuestra tierra en el punto de su desarrollo previamente mencionado. Allí la humanidad infantil vivía en una vasta fraternidad, inocente de todo pecado, como los niños de hoy, iluminada por el Espíritu Universal simbolizado por el Oro del Rhin que proyectaba su luz sobre las ninfas marinas de nuestra historia. Pero en su día la tierra se enfrió más y más, la niebla se condensó y causó depresiones sobre la superficie de la tierra con sus aguas, la atmósfera se esclareció, los ojos del hombre se abrieron y percibióse a sí mismo como un "ego" separado.
Entonces el Espíritu universal de amor y solidaridad fue reemplazado por el egoísmo y el cuidado del propio interés.
Este fue el robo del Oro del Rhin y el pesar, el pecado, la disputa, la traición y el asesinato, tomaron el sitio de aquél amor infantil que existía entre la humanidad durante aquel primitivo estado, cuando residía en la atmósfera acuosa desde hacía tanto tiempo.
Gradualmente esta tendencia se hace más y más marcada y el curso del egoísmo más y más aparente. "La inhumanidad del hombre para con el hombre" pesa como un paño funerario sobre la tierra y ha de traer inevitablemente la destrucción de las condiciones existentes. Toda la creación gime y se afana en espera del día de la redención y la Religión occidental da la nota tónica del camino para obtenerla, al exhortarnos a querer a nuestros semejantes como a nosotros mismos; pues entonces el egoísmo será abrogado por la fraternidad universal y por el amor.
Consecuentemente, cuando una persona es admitida en el seno de la Iglesia, que no es más que una institución espiritual, donde el amor y la fraternidad son los resortes principales de la acción, es muy apropiado llevarle a recibir las aguas del bautismo, simbolizando la hermosa condición de inocencia infantil y amor que prevalecía en los tiempos en que la raza humana habitaba bajo la niebla de aquel lejano período. En aquellos días los ojos del hombre infantil no se habían abierto aún a las ventajas materiales de este mundo. El niño que se lleva a la iglesia no se ha percatado todavía de los espejismos de la vida tampoco y los demás se obligan ellos mismos a guiarle hacia una santa vida, poniendo sus mayores esfuerzos para lograrlo, pues la experiencia adquirida desde el Diluvio nos ha demostrado que el camino ancho de la vida está sembrado de dolores, pesares y desengaños, y que solamente siguiendo el camino recto y estrecho podemos escapar de la muerte y entrar a la vida eterna.
Así es como vemos que existe una significación mística, maravillosamente profunda, detrás del sacramento del bautismo; que esto es, para recordarnos de las bendiciones que caen sobre los miembros de una fraternidad en la que el propio interés es dejado a un lado y en la que el servicio a los demás es la nota fundamental y el resorte único de la acción. Mientras permanecemos en el mundo, el que con éxito domina a los demás, es el más grande. En la Iglesia tenemos la definición de Cristo: "El que sea el más grande entre vosotros, dejad que sea el sirviente de todos los demás".

del libro "Recolecciones de un Místico", de Max Heindel


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EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO - en you tube -


CAPÍTULO VI
EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
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Si se despoja de superfluidades, el argumento de la religión cristiana ortodoxa, puede ser resumido así:
Primero: que tentados por el demonio, nuestros primeros padres pecaron y fueron arrojados de su primer estado de bendición celestial, colocados bajo la ley y sujetos a la muerte; llegando a verse incapaces de salvarse por sus propios esfuerzos.
Segundo: que Dios amaba tanto al mundo que dio a Cristo, Su Hijo Unigénito, para su redención y para establecer el reinado de los cielos. Así la muerte será finalmente absorbida por la inmortalidad.
Este simple credo ha provocado las sonrisas de los ateos, incluso de los puramente intelectuales que han estudiado las filosofías trascendentales con sus sutilezas de lógica y de argumentación y hasta de algunos entre aquellos que estudian las enseñanzas de Misterios Occidentales.
Tal actitud mental es enteramente gratuita. Deberíamos saber que los conductores divinos de la raza humana no permitirían que tantos y tantos
millones continuaran en el error por milenios y milenios. Cuando las Enseñanzas de Misterios Occidentales se despojan de sus excesivas explicaciones iluminativas y descripciones detalladas y se descubren sus enseñanzas básicas, se encuentran entonces de exacto acuerdo con las enseñanzas cristianas ortodoxas.
Existió un tiempo en que la raza humana vivía en un estado libre de pecado, cuando el pesar, el dolor y la muerte eran desconocidos. Tampoco el tentador personal de la Cristiandad es un mito, pues los espíritus de Lucifer, puede muy bien decirse que son ángeles caídos y su tentación contra el hombre resultó ser una concentración de su conciencia sobre la fase material de la existencia, por lo que cae bajo la ley de la decrepitud y de la muerte. Igualmente es cierta y verdadera la misión de Cristo de ayudar al hombre, elevándole a un estado más etéreo, donde la disolución de los cuerpos ya no será necesaria para libertarse de los vehículos que se han hecho demasiado pesados y disponerse para ulteriores usos. Pues éste es verdaderamente un "cuerpo de muerte" en el que solamente la más pequeña cantidad de materia es realmente provista de vida, pues parte de su estructura es materia nutritiva que no ha sido todavía asimilada; otra porción mucho mayor está ya en camino de la eliminación y únicamente entre estos dos polos puede ser hallada la materia que está avivada completamente por el espíritu.
En otros capítulos hemos estudiado los sacramentos del Bautismo y de la Comunión, sacramentos que tienen que ver particularmente con el espíritu. Procuraremos ahora comprender el lado más profundo del sacramento del matrimonio que tiene que ver esencialmente con el cuerpo. Como los demás sacramentos, el del Matrimonio tuvo sus principios y tendrá igualmente su fin.
Su comienzo fue descrito por Cristo cuando dijo: "No habéis leído que Aquel que les hizo en el principio les hizo macho y hembra?" y añadió: "Por esta causa dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y ambos serán una sola carne...Por lo tanto, ya no serán dos, sino una carne". Mateo, 19:4-6. Él también dejó indicado el fin del matrimonio cuando dijo: "Al resucitar ellos no se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán como los ángeles de Dios en el paraíso". Mateo, 22:30.
Bajo esta luz la lógica de la enseñanza es evidente, pues el matrimonio llegó a ser necesario a fin de que el nacimiento pudiese proveer de nuevos
instrumentos para reemplazar a aquellos que la muerte hubiese destruido; y cuando la muerte haya sido absorbida por la inmortalidad y no haya necesidad de nuevos instrumentos, el matrimonio será también innecesario.
La ciencia, con admirable audacia, ha procurado resolver el misterio de la fecundación y nos ha explicado como la imaginación tiene lugar en las paredes del ovario; como el óvulo diminuto se forma en la reclusión de su
oscura cavidad; como emerge de allá y penetra en el tubo del Falopio; es atravesado por el espermatozoide del macho y el núcleo de un cuerpo humano está completo. Así es como suponemos estar "en la fuente y origen de la vida.." Pero la vida no tiene principio ni tendrá fin y lo que la ciencia considera erróneamente la fuente de la vida, es realmente el origen de la muerte, puesto que todo lo que procede de la matriz está destinado más tarde o más temprano a alcanzar la tumba. Las fiestas del matrimonio que preparan el nacimiento aprovisionan al propio tiempo de alimento a las fauces insaciables de la muerte y mientras sea necesario el matrimonio para la generación y el nacimiento; la desintegración y la muerte serán el resultado inevitable de ello.
Es por lo tanto de suma importancia conocer la historia del matrimonio; las leyes y acciones que envuelve; la duración de su institución y como puede ser trascendido o superado. Al obtener nuestros cuerpos vitales en los tiempos hiperbóreos, el Sol, la Luna y la Tierra formaban todavía un solo cuerpo y las fuerzas solar-lunares penetraban a cada ser en igual medida, así que todos podían perpetuar por símismos su raza por medio de capullos y gérmenes como las plantas de nuestros días. Los esfuerzos del cuerpo vital para suavizar el denso vehículo y conservarse vivo no eran interferidos por nadie ni por nada y esos cuerpos primitivos, semejantes a las plantas, vivían años y más años.
Pero el hombre era entonces inconsciente y estacionario como una planta; no hacía esfuerzo alguno ni tenía tentativa. La adicción de un cuerpo de deseos le procuró el incentivo y el propio deseo, resultando la conciencia como consecuencia de la guerra entre el cuerpo vital, que construye y el cuerpo de deseos que destruye el cuerpo denso.
Así la disolución llegó a ser solamente una cuestión de tiempo, particularmente a causa de que la energía constructiva del cuerpo vital se vio necesariamente dividida, usando una parte o polo para las funciones vitales del cuerpo y la otra para reemplazar un vehículo destruido por la muerte. Pero así como los dos polos de un magneto o dinamo son imprescindibles para manifestarse, así también dos seres unisexuales fueron necesarios para la generación; así el matrimonio y el nacimiento fueron necesariamente instituidos para compensar los efectos de la muerte. La muerte es, pues, el precio que pagamos para obtener la conciencia en el mundo actual y el matrimonio y los nacimientos repetidos son nuestras armas contra el rey de los terrores, hasta que cambie nuestra constitución y seamos como los ángeles.
Es necesario puntualizar que no se dice que debamos ser ángeles, sino que
llegaremos a ser como ángeles. Pues los ángeles son la humanidad del Período Lunar y pertenecen a una corriente de evolución tan diferente a la nuestra como lo son los espíritus humanos comparados con los de los animales actuales. San Pablo hace constar en su carta a los hebreos que el hombre fue hecho por un poco de tiempo inferior a los ángeles; que descendió más bajo en la escala del materialismo durante el Período Terrestre, mientras que los ángeles no han habitado nunca globo alguno más denso que el éter. Así como nosotros construimos nuestros cuerpos con partículas químicas de la tierra, así los ángeles construyen los suyos con éter. Esta sustancia es la aportacióndirecta de todas las fuerzas vitales y cuando el hombre haya llegado a ser como los ángeles y haya aprendido a construir su cuerpo con éter, no existirá, naturalmente, la muerte ni la necesidad del matrimonio para producir nacimientos.
Pero cuando nos podemos dar cuenta del maravilloso misterio del amor, es cuando miramos al matrimonio desde otro punto de vista, considerándolo como una unión de almas más bien que como una unión de los sexos. Esta puede servir para perpetuar la raza, naturalmente, pero el verdadero matrimonio es una camaradería de almas también, que consigue anular el sexo. No obstante, aquellos realmente dispuestos a ponerse en este plano más elevado de la intimidad espiritual, ofrecen alegremente sus cuerpos como sacrificios vivientes en el altar del amor al no nacido, para cortejar a un espíritu que espera y lograr un cuerpo inmaculadamente concebido. De este modo puede la humanidad ser salvada del reinado de la muerte.
Esto es fácilmente comprensible si consideramos la acción noble y gentil del cuerpo vital y la contrastamos con la del cuerpo de deseos en un acceso de mal humor; cuando se dice vulgarmente que el hombre ha "perdido el control de sí mismo". Bajo tales condiciones los músculos se tienden y la energía nerviosa se gasta en una medida suicida, de forma que tras una de estas tempestades, el cuerpo queda a veces postrado por varias semanas. La más pesada labor que exista no causa tanta fatiga como un acceso de mal humor; en consecuencia, un niño concebido pasionalmente bajo las tendencias cristalizadoras de la naturaleza del deseo es naturalmente un niño de vida corta y es deplorable que la duración de la vida sea hoy día casi un mote, pues en vista de la aterradora mortalidad infantil debería llamarse brevedad de la existencia.
Las tendencias constructivas del cuerpo vital, que son el vehículo del amor, no pueden ser vigiladas fácilmente, pero las observaciones hechas comprueban que la satisfacción alarga la vida de todo aquel que practica esta cualidad y así podemos razonar con certeza que un niño concebido bajo condiciones de armonía y amor tiene muchas más probabilidades de vida que otro concebido bajo los impulsos del enojo, la embriaguez y la pasión.
Según el Génesis, se dijo a la mujer: "Parirás con dolor a tus hijos", y ha sido siempre un enigma inexplicable para los comentadores de la Biblia la lógica relación que exista o pueda existir entre el comer una fruta y los dolores del parto. Pero si comprendemos la casta relación que da la Biblia al acto de la generación, se percibirá fácilmente aquélla. Mientras que las madres indias o las insensibles negras pueden parir a sus hijos y muy pronto después reanudar sus labores en el campo, la mujer occidental, más agudamente sensitiva y de temperamento nervioso más fuerte y delicado, encuentra, año tras año, más difícil sortear el escollo de la maternidad y eso que se ve ayudada por los mejores y más estudiosos científicos.
Las razones que contribuyen a ello son varias: En primer lugar, mientras que nos mostramos excesivamente cuidadosos al seleccionar nuestros caballos y ganados para su procreación, mientras insistimos en averiguar la genealogía de los animales, a fin de conseguir la mejor calidad de ganado en nuestras granjas, no ejercitamos tal cuidado respecto a la selección de un padre o de una madre para nuestros hijos. Nos apareamos por impulso y después lo deploramos amargamente y pedimos ayuda a unas leyes que hacen demasiado fácil obtener o abandonar los sagrados lazos del matrimonio. Las palabras pronunciadas por un sacerdote o un juez se toman como un permiso de indulgencia ilimitada, como si la ley hecha por los hombres pudiese autorizar licencias contra la ley de Dios. Mientras que los animales se aparean solamente en ciertas épocas del año y la madre no es molestada en nada durante el período de su preñez, la raza humana no obra de esta manera.
En vista de estos hechos, ¿es maravilla que veamos semejante horror a la
maternidad y no es hora de que busquemos el remedio a este mal por una más sana compenetración entre los dos actores del matrimonio...? La astrología revelará el temperamento y las tendencias de cada ser humano; ella permitirá a dos personas fundir sus caracteres de modo y manera que una vida de amor pueda ser vivida entre ellos y nos indicará los períodos en que las líneas interplanetarias de fuerza predisponen mejor a un parto sin dolor. Así es como podremos arrancar del pecho de la naturaleza hijos del amor, capaces de vivir largas existencias de excelente salud, y así llegará el día en que estos cuerpos estarán hechos tan perfectos, en su etérea pureza, que perdurarán a través de la Edad futura, haciendo así superfluo el matrimonio.
Pero si ahora podemos amarnos cuando nos vemos los unos a los otros "a
través de un cristal deslustrado", ocultos por la máscara de la personalidad y el velo del malentendido, estemos seguros que el amor del alma por el alma, purgado de la pasión en el crisol del sufrimiento, será nuestra piedra más preciosa y más brillante en el cielo, como la intensidad de su sombra lo es ahora en la tierra.

del libro "Recolecciones de un Místico", de Max Heindel


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